viernes, octubre 27, 2006

Prehistoria

Este apartado está dedicado a los primeros pobladores de Cáceres, por lo tanto trataré el periodo Paleolítico y Neolítico a través de la situación, descripción, hallazgos y estado actual de las distintas cuevas situadas en la ciudad. Este apartado lo he estructurado con los siguientes puntos:
1. Maltravieso.
2. Una propuesta cronológica para las manifestaciones de Maltravieso.
3. El conejar.
4. Cueva de Santa Ana.
5. La becerra


1. Maltravieso

Los primeros restos de asentamientos humanos en Cáceres se encuentran en la Cueva de Maltravieso que contiene valiosaspinturas rupestres, fundamentalmente dibujos de manos en negativo, puntas de flechas y algunos animales. Esta cueva, del Paleolítico Superior, tiene unos 25.000 años de antigüedad. Actualmente la cueva se encuentra cerrada al público, pero se puede visitar una magnífica reproducción, el Centro de Interpretación, justo al lado de la Cueva.
La Cueva de Maltravieso se encuentra situada en la zona Sur de la ciudad de Cáceres. Su entrada se abre en el frente de una antigua cantera utilizada para la extracción de las calizas paleozoicas en las que se desarrolla la cavidad, cantera que en la actualidad ha sido transformada en un parque urbano. Esta zona calcárea es conocida en Cáceres con el nombre de El Calerizo y durante mucho tiempo constituyó una de las áreas urbanas más deprimidas económicamente de la ciudad, precisamente por los problemas geotécnicos que plantean las características del subsuelo de cara a la construcción, a los que hay que unir los debidos a las antiguas explotaciones mineras abandonadas de fosfatos y calizas llevadas a cabo en esta formación carbonatada desde tiempos históricos (I.G.M.E., 1985).

En la primera publicación científica sobre la cueva (Callejo Serrano, 1958) ya aparecen las primeras notas sobre sus características geológicas escritas con gran acierto por el profesor Dr. F. Hernández Pacheco, quien en 1951 realizó su primera visita a esta cavidad cacereña (Jordá Pardo, 1992).

Desde el punto de vista geológico, la Cueva de Maltravieso se encuentra ubicada en el extremo centro-meridional del occidente de la zona Centro-Ibérica del Macizo Ibérico o Macizo Hespérico (Julivert, et alii 1972; Julivert, 1983). En general, puede decirse que esta zona del Macizo Ibérico no es especialmente rica en afloramientos calcáreos (Val y Hernández, 1989), correspondiendo estos a escasas excepciones de intercalaciones carbonatadas en el registro estratigráfico de la zona Centro-Ibérica, con un mayor o menor grado de recristalización y dolomitización, situadas, dentro de la escala cronoestratigráfica, en el Precámbrico, el Cámbrico, el Devónico y el Carbonífero.

El aparato kárstico de la Cueva de Maltravieso se desarrolla en una estrecha franja de calizas y dolomías marmóreas del Carbonífero inferior (Paleozoico) (Tena Dávila y Corretgé, 1982), que en la zona que nos ocupa se encuentran plegadas y fracturadas, dispuestas en bancos de 1 a 2 m, formando parte del flanco suroriental del sinclinal de Cáceres, estructura de plegamiento originada por la orogenia Varisca, cuyo núcleo se encuentra constituido por pizarras también carboníferas, siguiendo su eje la dirección Noroeste-Sureste. Las calizas se encuentran limitadas en los bordes del sinclinal por materiales impermeables o de baja permeabilidad, como pizarras, areniscas y cuarcitas. Estas calizas, masivas, de color gris, con óxidos de hiero y abundantes arcillas en los planos de estratificación, se encuentran además afectadas por una fracturación varisca que da lugar a un sistema de diaclasas, fracturación que se manifiesta con más claridad que la superficie de estratificación (S0). Este sistema de superficies de debilidad, estratificación y fracturación, es el responsable de las directrices generales de la karstificación externa y del acavernamiento.

Geomorfológicamente, la Cueva de Maltravieso se encuentra situada en la unidad morfoestructural de la Península Ibérica denominada Macizo Hespérico Meridional (Gutiérrez Elorza, 1994) y más concretamente, en la parte central de la llamada penillanura extremeña, comprendida entre la Depresión del Tajo al Norte y la Depresión del Guadiana al Sur. El marco cronológico de la penillanura extremeña es muy amplio encontrándose acotado por los arrasamientos premesozoicos del Macizo Hespérico y el desarrollo plio-cuaternario de las rañas (Rodríguez Vidal y Díaz del Olmo, 1994).

2. UNA PROPUESTA CRONOLÓGICA PARA LAS MANIFESTACIONES DE MALTRAVIESO



El intentar establecer un marco cronológico para las diferentes representaciones pictóricas halladas en la cueva de Maltravieso es una tarea complicada, ya que no existen superposiciones que abarquen todas las manifestaciones. Por otra parte el intento realizado para obtener una datación radiométrica de una de las puntuaciones negras superpuestas en forma de haces a todas las representaciones de manos no nos proporcionó ningún resultado, ya que el pigmento analizable no era carbón vegetal sino manganeso mineral.

Esta imposibilidad de conseguir una fecha que posibilitara una datación post quem de la mayor parte de las manos, nos ha llevado a intentar establecer una cronología diacrónica basada en la sucesión iconográfica. Estratigráficamente, las sucesiones de pictogramas únicamente se pueden constatar fehacientemente en el llamado "Camarín de las Manos", aunque para determinadas fases de la secuencia hemos tenido que recurrir al panel V de la Galería de la Serpiente o al panel XXII de la Sala de las Pinturas.

1ª FASE:


En la base estratigráfica se sitúan las manifestaciones profundamente incisas correspondientes a un protomos de caprino y dos triángulos yuxtapuestos recubiertos por una colada estalagmítica del panel III. Para los ideomorfos, tradicionalmente asociados a símbolos femeninos, se conocen abundantes paralelos cuya atribución cronológica generalmente se sitúa en los primeros estadios de las manifestaciones rupestres dejadas por nuestros antepasados. Así recurriendo al cuestionado sistema cronológico basado en las características estilísticas de A. Leroi-Gourhan, estas figuras que se encuadrarían en el Estilo I, deben adscribirse al Auriñaciense. Son numerosos los testimonios de este tipo de manifestaciones, asociados generalmente a conceptos de fertilidad y fecundidad, como por ejemplo el conocido bloque calizo de La Ferrassie (Dordogne) descubierto en 1911 por D. Peyrony (1934) en un nivel arqueológico fechado en el entonces llamado Auriñaciense III, y que en la actualidad se corresponde con un Auriñaciense Medio. Otro resto paralelizable con estas formas triangulares, es el bloque calcáreo hallado por L. Didon (1911) en el nivel Auriñaciense Medio del Abri Blanchard (Dordogne), en el que se distinguen algunos triángulos que se han identificado como vulvas femeninas.

Sin embargo en esta fase estilística son extremadamente raras las representaciones de zoomorfos. El caprino, toscamente representado, posee unas características morfoestilísticas más propias de representaciones del Estilo III, pero el recubrimiento calcítico y la proximidad con los triángulos, por otra parte ausentes en esta fase estilísitca avanzada, nos lleva proponer para estas manifestaciones una cronología encuadrable en el Auriñaciense Medio-Final.

2ª FASE:


Para este segundo estadio, debemos recurrir al panel V del Corredor de la Serpiente en el que se aprecia claramente la figura de un meandriforme que se encuentra infrapuesta a tres de las manos negativas que se distinguen en esta superficie y por lo tanto debe de ser anterior en su ejecución, sin descartarse su posible simultaneidad. Dado que carecemos de unos criterios cronológicos más precisos, lo único que podemos evidenciar es su posición estratigráfica intermedia entre la fase (1) de las figuras profundamente incisas y la fase (3) de las siluetas de manos. Según F. Jordá y J.L. Sanchidrián (1992) esta figura ofrece una cronología más precisa....., figura que tiene un amplio desarrollo en toda la península durante el Magdaleniense medio. Aparentemente esta afirmación, como veremos a continuación por la cronología de las manos no se puede generalizar.

3ª FASE:

Tras un largo abandono de la cueva, aunque el lapso de tiempo no se puede fijar con exactitud debido a las diversas variables que se pudieron producir como pueden ser la cantidad de precipitaciones, el volumen de agua filtrada, etc., durante el cual se formó la colada estalagmítica que recubre las figuras antes descritas, se realizó el conjunto de las manos, aparentemente, sólo interrumpido por la realización del meandriforme. Teniendo en cuenta su similitud morfométrica, coloración y distribución espacial en la cavidad, creemos que todas ellas poseen una unidad cronocultural que puede ser más o menos dilatada, pero que por paralelismos con otros conjuntos se puede fechar en el Perigordiense o Gravetiense.

A pesar de la abundancia de testimonios de manos en el arte rupestre, solamente contamos con dos dataciones radiocarbónicas directas para una de estas representaciones. Se trata de una de las manos silueteada en negro de la Grotte Cosquer (Bouches-du-Rhône), (Clottes y Courtin, 1994). La muestra de carbón antes mencionada fue analizada dividiéndola en dos partes que proporcionaron las fechas de 27110±390BP (GIFA92409) para la primera mitad y de 27110±350BP (GIFA92491) para la segunda mitad, lo que nos sitúa coherentemente en un horizonte cultural gravetiense.

A lo largo de la historia de la investigación de la Grotte de Gargas (Hautes- Pyrénées) diversos autores propusieron la hipótesis de que las manos y las series de grabados pudieran ser contemporáneos, teniendo en cuenta que las figuras incisas habían sido encuadradas por sus paralelos en objetos de arte mueble en un horizonte cultural perigordiense Superior o gravetiense (Nougier, 1984). Pero recientemente esta cueva ha entrado a formar parte de las estaciones con figuras rupestres datadas por métodos físico-químicos. A pesar de que algunas manos negativas están pintadas con el halo de color negro, el análisis de pigmentos demostró que éstas se habían realizado con manganeso (Clot, Menu y Walter, 1995) y por tanto no podían ser fechadas. Pero a raíz del descubrimiento de la cueva submarina del Cap Morgiou, y con el fin de paralelizar las manos en ella encontradas, se volvió a revisar la cavidad pirenaica permitiendo a J. Clottes efectuar el sensacional hallazgo de unas pequeñas esquirlas de hueso en una de las grietas de la cueva muy próxima a una de las manos situada en el panel IV de la sala I. Una vez analizados estos restos óseos mediante el acelerador de partículas se obtuvo una datación de 26860±460BP (GIFA92369) (Clottes et alii 1992).

De forma indirecta poseemos otra datación radiométrica, en este caso para la cueva de La Fuente del Salín (Cantabria). Esta cueva tiene una unidad temática restringida a representaciones de manos y el yacimiento hallado en el interior de la cavidad sólo posee un nivel arqueológico. Precisamente en este estrato se encontró un hogar que fue datado en 22340±510/480BP (GrN18574) (Moure Romanillo y González Morales, 1992). Si tenemos en cuenta que se trata de un conjunto cerrado se puede inferir que el hogar estuvo encendido cuando se pintaron las manos y por lo tanto la fecha de las mismas debe de ser similar a la del hogar.

Como podemos comprobar poco a poco se van concretando las fechas y confirmando las suposiciones del abate H. Breuil (1952) que ya situaba las siluetas de manos entre las manifestaciones más antiguas del arte pleistoceno. En su ordenación cultural, basada en el análisis de las superposiciones, las manos se encuadraban en el llamado ciclo auriñaco-perigordiense. Esta clasificación se fundamentaba en la minuciosa observación de cientos de paneles decorados como los de las cuevas de Font de Gaume o El Castillo, en los que las improntas de manos siempre estaban infrapuestas al resto de las figuras, ya fueran grabadas o pintadas.

El gran número de manos en negativo de la cueva de El Castillo (Cantabria) se sitúan siempre infrapuestas al resto de las figuras que aparecen en los diferentes paneles. Recientemente, en el marco de dos proyectos de investigación para obtener dataciones y realizar estudios en diversas cavidades de la Cornisa Cantábrica, se han conseguido fechar dos representaciones zoomorfas de esta cueva de la vega del Pas. Se trata por un lado del bisonte bícromo situado en la gran sala de la entrada y que recubre cuatro manos negativas en ocre rojo. Para esta figura la fecha obtenida es de 12910±180BP (GIFA91172). Relativamente cerca de esta figura, se ha datado otro bisonte bícromo para el que la fecha es de 13060±200 BP (GIFA91004) y que en este caso sólo se superpone a una mano en negativo (Valladas et alii, 1992).

Como vemos las mediciones radiométricas sitúan con bastante precisión estas dos figuras zoomorfas en un horizonte cultural Magdaleniense Medio regional (Moure Romanillo, et alii, 1996). Es evidente que no se pueden correlacionar los dos tipos de manifestaciones, ni tampoco excluir la posible contemporaneidad de las mismas, pero teniendo en cuenta la diferencia de coloración, así como el estado de conservación de las siluetas de manos, dicha sincronía a nosotros, nos parece cuando menos dificultosa, considerando como más plausible una cronología más antigua.

Algo similar ocurre con la cueva de Altamira (Santillana del Mar, Cantabria), aunque en este caso la superposición de las figuras fechadas no es tan directa como en el caso antes descrito. En el estudio inédito todavía (Piñón Varela y Ripoll López, en prep.) de las diferentes figuras del techo de Altamira, encargado por el prof. F. Bernaldo de Quirós entonces, director del Centro y Museo de Altamira, pudimos comprobar que los estudios realizados con anterioridad no se habían llevado a cabo directamente en la cavidad (Jordá Cerdá, 1972), sino basándose en los dibujos del abate Breuil (Breuil y Cartailhac 1906), que sin embargo están cargados de errores al haberse realizado a mano alzada y haber compuesto las láminas a distancia. En síntesis la secuencia pictórica constatada es la siguiente: existe una primera etapa de grabado en el que se asocian elementos figurativos (ciervos y peces) y diseños abstractos (las llamadas "chozas" que nosotros creemos que representan vellos púbicos), seguida por un segundo momento esencialmente pictórico y figurativo sin aparente relación con la fase precedente. En esta segunda fase, cabría señalar la presencia -y por este orden- de:

a) siluetas negras perfiladas.
b) contornos grabados de los grandes bisontes.
c) bícromos (o polícromos).
d) dibujos naturalistas grabados (ciervo bramando y antropomorfos).

Contrariamente a lo que se ha señalado en varias ocasiones una parte de estos bícromos se encuentran infrapuestos a los claviformes.

Estos signos rojos femeninos (llamados claviformes) de color carmín y que constituyen la tercera etapa, se distribuyen a lo largo de la zona sureste de la sala recubriendo frecuentemente a los dibujos grabados de chozas o vellos púbicos que indicaban el inicio de la frecuentación artística del lugar. Esta fase puede asociarse por lo menos desde un punto de vista cromático a los llamados caballos chinos realizados así mismo en color carmín.

Existe una cuarta etapa, escasamente representada, de figuras contorneadas con pigmentos de color violáceo cuya posición cronológica en términos relativos, contrariamente a lo expuesto con anterioridad, cabe atribuirla a una fase posterior a la pintura carmín -es el caso de las manos en negativo sobre los denominados caballos chinos- y por consiguiente también después de los bícromos.

Por último, el detallado examen de este techo, revela la existencia de una serie de figuraciones grabadas que constituyen una quinta etapa, entre los que destaca el grupo de 9 antropomorfos (Breuil y Obermaier 1935:72-76; Ripoll Perelló 1957-58). Estos no han podido ser relacionados con las fases antes descritas ya que estas representaciones al igual que otros grabados, básicamente de cérvidos, no aparecen infrapuestos o superpuestos a ningún otro motivo.

Esta sucinta descripción nos demuestra que en el caso de la llamada Capilla Sixtina del Arte Cuaternario, las manos no se sitúan en la base pictórica sino todo lo contrario. Se han obtenido varias dataciones de C14 para varios de los zoomorfos del techo. La primera de ellas es de 13570±190BP (GIFA91178) y corresponde al pequeño bisonte silueteado en negro en la zona central del techo, próximo a la cabeza del gran bisonte estático bícromo. Para los llamados bisontes polícromos se han realizados dos dataciones, una de ellas en el gran bisonte bícromo hacia la izquierda, en el centro exacto del techo, ha proporcionado una fecha de 13940±170BP (GIFA91179). Otra muestra extraída del lomo de gran bisonte polícromo en posición estática y orientado hacia la derecha ha dado una cronología de 14330 ±190BP (GIFA91181) (Moure Romanillo et alii 1996; Valladas et alii 1992).

Si tenemos en cuenta estas mediciones radiocarbónicas, podemos comprobar que las grandes manifestaciones de bisontes en Altamira son ligeramente anteriores a las de El Castillo y por lo tanto se sitúan en un Magdaleniense Medio. En relación con las figuras de manos que, como ya hemos visto antes, se sitúan prácticamente al final de la secuencia pictórica, es evidente que en este caso son posteriores a los zoomorfos y por lo tanto, sin excluir una relativa contemporaneidad, deben de atribuirse culturalmente a un Magdaleniense Superior.

Como conclusión a esta segunda fase pictórica de Maltravieso podemos decir que salvo algunas excepciones como el caso de la cueva de Altamira o el resto de estaciones que no han podido ser fechadas, si tenemos en cuenta la coherencia del conjunto de dataciones que poseemos para siluetas de manos, es posible incluir las de la cueva cacereña en un horizonte cultural gravetiense, aunque no se conozca por el momento ningún yacimiento atribuido a esta época en la zona.

4ª FASE:


Al igual que ocurría en la segunda fase, para explicar esta, debemos referirnos a otro conjunto de representaciones que no se encuentran en el panel III o Camarín de las Manos, sino en el panel XXII o panel principal. En una posición secuencial intermedia entre las siluetas de manos y la quinta fase en la que se representan los haces de puntuaciones negras, sobre la superficie antes descrita, se trazaron tres ideomorfos trianguliformes. Estas figuras pintadas, en ocre rojo carmín muy intenso y con diferentes características morfométricas, se sitúan por encima del halo de varias manos e infrapuestos de forma evidente a las serie de puntos. Para establecer su cronología se ha recurrido en varias ocasiones (Almagro Basch, 1969; Jordá Cerdá y Sanchidrian Torti,. 1992) a paralelismos con otras cavidades de la cornisa cantábrica o con la cueva de La Pileta (Benaoján, Málaga). Esto ha hecho suponer a estos autores que tales figuras se debieron realizar durante etapas ya avanzadas del arte paleolítico (Jordá Cerdá, 1970). Nosotros no creemos que exista una base sólida sobre la que sustentar un encuadre cronológico o una interpretación de estos triángulos, simplemente podemos explicitar su posición intermedia en esta secuencia.

5ª FASE:


En la capa superior de la seriación pictórica del Camarín de las Manos, se distinguen claramente dos haces de líneas de puntuaciones negruzcas. En este caso tampoco podemos precisar el lapso de tiempo transcurrido desde que se plasmaran las siluetas de manos, o en el caso del panel XXII, desde que se realizaron los triángulos. La única circunstancia constatada es que estos trazos discontinuos negros siempre se superponen a las manos en todos los paneles. Como ya decíamos al principio de este capítulo, tomamos dos muestras de sendas puntuaciones con el fin de conseguir una datación. Un análisis preliminar del pigmento nos constato que se trataba de manganeso y que por lo tanto no se podía efectuar la datación. Una vez enviadas las muestras y cuando estabamos analizando en detalle la documentación fotográfica, fundamentalmente las diapositivas con película infrarroja, comprobamos que las mencionadas digitaciones negras no respondían al espectro lumínico, hecho que nos puso sobre la pista de que podría tratarse de un pigmento inorgánico.

Todas estas superposiciones de las puntuaciones sobre las manos se han podido constatar en otros paneles, como por ejemplo en los identificados con los números XXII y XXIII de la misma Sala de las Pinturas. Leroi-Gourhan (1964) asociaba en su interpretación dicotómica estas series de puntos con signos masculinos, pero como en su momento escribía M. Almagro (1969) sobre su significación segura es difícil dar una solución válida.

6ª FASE:


Por último, sin una correlación evidente con las series superpuestas, encontramos otro conjunto de manifestaciones difícilmente correlacionables con el resto. Se trata del panel XIII con grabados de trazo fino de la Sala de las Chimeneas, el panel XIV con un protomos de équido pintado en ocre rojo y un ideomorfo semicircular, también pintado en ocre marrón-beige, así como los paneles XXVII y XXVIII de la Sala de las Columnas con sendas representaciones pintadas de un ciervo y un bóvido.

Cada una de estas figuras posee de manera independiente una técnica y un estilo diferente en cuanto a su realización. Sin embargo estas mismas características estilísticas nos llevan a proponer un estadio bastante más avanzado que el de las manos, posiblemente paralelizable con la fase de las puntuaciones negruzcas. En el caso de los grabados filiformes creemos que las características estilísticas, ya evidenciadas en otros conjuntos situados en la zona sur de la Península Ibérica, como pueden ser las líneas cérvico-dorsales muy marcadas, la ausencia de detalles en las extremidades o de otros caracteres morfológicos, junto con las cabezas muy alargadas, se pueden situar en el habitual Estilo III-IV de A. Leroi-Gourhan. Hacemos hincapié en el hecho de que la gran mayoría de los grupos artísticos descubiertos en esta zona geográfica poseen unas características similares, difíciles de encajar estrictamente en alguno de los estilos propuestos, hecho que nos hace pensar en la posibilidad de establecer un nuevo estilo, el ibérico o extracantábrico que podría incluirlos a todos.

En uno de los casos esta circunstancia es plausible dado que, a falta de un análisis de pigmentos, el bóvido pintado en negro se puede correlacionar con las puntuaciones negras superpuestas a las manos. Si este hecho se constatara, posiblemente podríamos incorporar a este último estadio de manifestaciones aquellas representaciones incisas o pintadas que antes mencionábamos.

El establecer un marco cronológico para la cueva de Maltravieso, resulta extremadamente complejo, precisamente por la ausencia de representaciones zoomorfas características que por lo menos nos permitan hacer un encuadre estilístico. En definitiva, comprobamos que existe un primer y fugaz momento encuadrable en el Auriñaciense Medio o Final. Una segunda fase igualmente esporádica, previa a la plasmación de las manos que se corresponde con la tercera fase, la más importante, y situada posiblemente en un horizonte cultural gravetiense. Posteriormente se documentan otras pictografías cuya cronología es aún más imprecisa si cabe, aunque creemos que se posicionaría en un momento transicional entre el Solutrense Final y el Magdaleniense Inicial.

Esperamos que en un futuro próximo las técnicas de datación avancen sustancialmente y permitan la posibilidad de fechar otros materiales que no sólo sea el carbón. Sin duda el realizar una excavación en la Sala de las Chimeneas nos proporcionaría, de existir un yacimiento, la posibilidad de encuadrar con una mayor fiabilidad el conjunto de representaciones de esta cueva cacereña
3. El conejar


La Cueva del Conejar está situada en una zona donde existían antiguos hornos de cal. No ha sido objeto de muchas excavaciones, sólamente fue excavada superficialmente por Ismael del Pan en 1917, naturalista y profesor del Instituto de Segunda Enseñanza de Cáceres.
Encontró restos de distinta fauna sin interés especial y varios instrumentos que podrían datarse en la Edad del Bronce, así como cerámica de origen neolítico. En la actualidad existen en su emplazamiento unas naves industriales que hacen peligrar su existencia.

Actualmente los grupos ecologistas Sierra de la Mosca, Ecologistas en Acción y Holísticos en Acción piden la paralización del proyecto de construcción de 965 viviendas en la falda de la Montaña. El nuevo residencial, denominado Vistahermosa, está situado entre la ronda de San Francisco y el trazado de la futura ronda este, cerca del cruce con la carretera de Medellín, un lugar donde ahora pastan las ovejas y habitual para los aficionados a la recogida de espárragos.
Los denunciantes estiman que esta urbanización atacará directamente a la cueva del Conejar, conformada en el área del Calerizo y considerada como uno de los mejores ejemplos de los restos del poblamiento de la Edad de los Metales.
4. Cueva de Santa ana


Si en algún lugar del Calerizo cacereño existe la posibilidad de hallar restos fósiles de homínidos que habitaron la zona hace cientos de miles de años, ese es la cueva de Santa Ana. Se trata de un lugar poco conocido a causa de su ubicación el interior del recinto del Cimov, que la ha hecho prácticamente inaccesible durante décadas, si bien los militares la estuvieron utilizando un tiempo como polvorín.

El caso es que no ha sido destrozada como ocurrió con otras cavidades del Calerizo, lo cual supone una ventaja para los investigadores del proyecto Primeros Pobladores de Extremadura, que esperan convertir Santa Ana nada menos que en uno de los principales yacimientos paleolíticos de Europa. Lo dice toda una eminencia como es el paleontólogo Eudald Carbonell, codirector del proyecto junto con Antoni Canals e Isabel Sauceda, y conocido en todo el mundo dentro de su especialidad por ser uno de los máximos responsables del famoso yacimiento burgalés de Atapuerca.

El científico catalán dirige los trabajos de Santa Ana, donde se ha instalado una estructura que protege el yacimiento de la lluvia.

Primeramente se preparó la cavidad para iniciar la excavación propiamente dicha. «Estamos ante un yacimiento muy complejo, que por su configuración requiere de una muy buena tecnología y de gente con experiencia», afirma.

Se han hallado dos hachas de mano de gran antigüedad, y también restos de animales que han permitido datar la parte superior de la cueva en alrededor de 130.000 años, mientras que los estudios paleomagnéticos que se han llevado a cabo hacen suponer al equipo de investigadores que puede contener materiales con una antigüedad de un millón de años.

"Estamos convencidos de que en tres o cuatro años Santa Ana será uno de los yacimientos más importantes de Europa", aventura Eudald Carbonell, quien se basa en las herramientas y los fósiles encontrados hasta la fecha para adelantar que "estamos muy cerca de tener aquí el achelense más antiguo de Eurasia".

Estos estudios pueden establecer de una manera científica la manera en la que se produjo el poblamiento de la zona de Cáceres, según todos los indicios uno de los más antiguos de Europa, así como determinar el medio ambiente en el que vivían aquellos primeros homínidos.

Sobre la posibilidad de encontrar restos humanos, los científicos del proyecto se han mostrado siempre muy prudentes. Eudald Carbonell es el único que se ha aventurado a afirmar que en la zona de Santa Ana existen fósiles de homínidos casi con toda certeza, si bien siempre ha advertido de la enorme dificultad que entraña localizarlos.

5. La becerra

Citada por Simon Benito Boxoyo en el siglo XVIII, (este mismo autor nos habla de otras cuevas hoy desconocidas, asegurando que no se les conocía final, como la Cueva de San Benito que por su nombre podemos presumir que se encontraría en las inmediaciones de la ermita, hoy acorralada literalmente por una urbanización de viviendas cerca del campo de golf). Esta cueva hoy día ha desaparecido por la explotación de unas canteras en el Junquillo.

1 comentario:

  1. Hola Jose. Tú sigue con este trabajo, es importante el tema que has tratado. Que mejor forma de explicar lo que es Cáceres sino es remontándose a los origenes de las civilizaciones. No te preocupes por si te escriben o no, lo importante es contribuir un poco a esta causa, y tú como yo y como el resto de los compañeros de esta asignatura estamos colocando nuestro granito de arena, que al fin y al cabo es lo importante. Mucho ánimo, tio, sigue así. Y a por el medio punto.

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