El retablo del altar mayor de la iglesia de Santo Domingo escondía hasta hace unos días un mural renacentista, de finales del siglo XVI, según anunció ayer el restaurador que ha realizado el hallazgo, Francisco Plaza Lerma. Las pinturas se encuentran en la pared sobre la que se apoya el retablo mayor y fueron descubiertas durante un estudio para una futura restauración del conjunto artístico del templo de los franciscanos, del siglo XVI.
El fresco es de grandes dimensiones y las figuras que aparecen, pintadas a tamaño natural, podrían corresponderse con santo Domingo, santo Tomás y la Virgen del Rosario. Aunque el mural no está fechado, la arquitectura que aparece es "clásica", según Plaza, quien apuntó que incluso se acerca al manierismo.
El responsable de la empresa Virgen del Sagrario Restauraciones descubrió el mural al abrir una pequeña puerta en la parte inferior del retablo, que está camuflada con un cuadro. Esta puerta da acceso a un hueco de poco más de medio metro que separa la parte trasera del retablo de la pared y que servía para realizar labores de mantenimiento del mismo.
En un primer momento, el restaurador distinguió "unas rayas", pero no pudo ver nada más porque no había luz. Una vez contó con iluminación, accedió a este pequeño hueco y descubrió que las rayas que habían llamado su atención eran "las estrías de una columna gigante". También apreció las figuras de santo Domingo, pintado del lado del Evangelio (a la izquierda si se mira desde frente el altar); a santo Tomás, en la parte de la Epístola y cuya pintura está mejor conservada, y otra figura que, aunque no se puede ver bien, "podría ser la Virgen del Rosario, titular de la iglesia".
Estas pinturas pudieron realizarse al finalizar la construcción del templo, al no contar con fondos en ese momento para el retablo, que se colocaría más tarde. Plaza también apuntó que los frecuentes cambios de gusto en esos siglos podrían haber llevado a sustituir el fresco renacentista por el retablo barroco.
"Es un hallazgo muy importante, puesto que del convento no existe prácticamente documentación, sólo algo en el Archivo Provincial y en el conventual de los franciscanos de San Antonio", apuntó Lerma, quien, no obstante, reconoció que sería "muy difícil" restaurar y mostrar estas pinturas, "aunque a lo mejor tras la restauración de retablo podrían enseñarse colocando un cuadro movible", dijo.
El restaurador también destacó como curiosidad que la fecha del retablo y la que aparece en uno de los cuadros que lo decoran diferen, como mínimo, en 50 años. No se puede precisar exactamente la diferencia de años porque a la cartela donde se recoge la fecha del retablo le faltan las decenas, es decir aparece un 16, un espacio y un 2.
BAILE DE FECHAS Mientras, en la cartela del cuadro de san Gonzalo de Amarante se puede leer que lo donó Gonzalo de Carvajal por su devoción a este santo en 1750 --dato que, según el restaurador, tampoco se conocía hasta ahora. Lerma explicó que la curiosidad radica en que es "muy raro que un retablo estuviese 50 años sin pinturas" como podría indicar la diferencia de fechas y que cabe la posibilidad de que los cuadros no gustasen a los dominicos y fueran devueltos y encargados de nuevo.
El superior de la Fraternidad de Santa María de los Angeles y de la iglesia de Santo Domingo, Manuel Díaz Buiza, señaló que la aparición de estos frescos podrían ser "un aliciente importante" para que los ciudadanos contribuyesen con donativos a la restauración de los seis retablos del templo, algunos de los cuales necesitan tratarse con urgencia.
Plaza explicó que los retablos sufren humedades, carcoma y algunos están vencidos y que se necesita la colaboración popular para afrontar el proyecto, pues la comunidad franciscana está inmersa en las obras de reforma del convento, donde ya se han adecentado los techos.
Información obtenida de: http://www.elperiodicoextremadura.com
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